Rafael, de orientación asexual, posa en una plaza de Madrid. KIKE PARA
Asexuales: ¿La cuarta orientación sexual?
Varios asexuales explican por qué reclaman ser reconocidos como una opción sexual, equiparable a la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad
BÁRBARA AYUSO
La pajarita de Rafael es más que una
cuestión estética. Sus colores (gris, negro, blanco y morado) simbolizan
quién es, y lanzan un mensaje claro: soy asexual. No célibe, ni casto,
ni inmaduro, ni impotente. Tampoco inexperto o traumatizado.
Simplemente, no experimenta atracción sexual. Algo que, según los
estudios llevados a cabo por el sexólogo Anthony F. Bogaert, le ocurre a un 1% de la población, unas 70 millones de personas en todo el mundo.
Al principio, eran una incógnita dentro de la ecuación del deseo. El pionero informe Kinsey
los definió como "X" en su escala, porque sentían nula atracción hacia
hombres y mujeres. Los colores que ahora enarbolan para visibilizarse,
homenajean el trabajo del sexólogo: "Cada uno simboliza una
de las opciones y el morado, la comunidad", explica Rafael. Él,
astrofísico de 27 años, también fue una incógnita para sí mismo. En la
adolescencia se sabía diferente al resto, porque no atravesó el clásico
despertar sexual. No le interesaban los chicos ni las chicas. Murmuraban
que era "rarito" u homosexual, pero no le preocupaba en exceso. "En el
colegio sufrí bullying, así que cuando llegué al instituto me daba igual
lo que me dijeran", aclara.
Google le puso
nombre a lo que le ocurría: era asexual. "No fue un descubrimiento
traumático, simplemente supe que era algo perfectamente normal que le
ocurría a mucha más gente", dice. "Cuando estoy en la discoteca y el
resto ven a alguien atractivo, dicen eso de 'yo me acostaría con él o
ella'. A mí no me pasa, puedo decir que es atractivo, o guapo o
simpático, y que me gustaría estar con ella con sofá, peli y manta. Pero
no me sale el 'melofo' ese", aclara.
LA ASEXUALIDAD